13 de febrero de 2017

B-Movie Review - The Dungeonmaster aka Ragewar (1984)

El género de fantasía se ha mezclado de vez en vez con otros como la ciencia ficción, el terror, incluso el romance, pero como hemos ido aprendiendo que nunca hemos visto un cóctel de géneros tan interesante como los que nos encontrábamos frecuentemente en la década de los 80s. “La época de oro del VHS” nos trajo un sinnúmero de títulos interesantes que nunca gozaron de los reflectores como muchos de sus contemporáneos pero con el tiempo se han ido redescubriendo y recibiendo el aprecio y la audiencia que merecen, por supuesto, todo esto impulsado en gran manera por ese elemento que hace que todo aparezca más disfrutable de lo que realmente es; la nostalgia. La película The Dungeonmaster también conocida como Ragewar o incluso lanzada con el título Digital Knights es una joyita de 1984 que mezcla la fantasía, el terror, la ciencia ficción y una saludable y potente dosis de ochenterismo, al mismo tiempo que homenajea/emula/piratea excelentes ejemplos de todos los géneros.
Paul Bradford (Jeffrey Byron) es un genio de las computadoras que incluso cuenta con su propia inteligencia artificial con voz femenina de su propia creación que lo ayuda a manipular semáforos y otras cosas que vienen útiles en las películas de los 80s. Cuando sus habilidades con la tecnología son descubiertas y confundidas por “magia” moderna por un demonio hechicero milenario conocido como Mestema (Richard Moll), Paul es transportado a una dimensión donde tendrá que salir airoso de una serie de sádicos retos para poder conseguir la libertad de su novia Gwen (Leslie Wing) y poder regresar a la realidad.
The Dungeonmaster es una colaboración de personajes de renombre en el campo del terror serie B y los efectos especiales; la película básicamente es un pastiche de escenas escritas y dirigidas por diferentes cineastas incluyendo el referente obligado con el cine casposo directo-al-video, Charles Band, el experto en efectos especiales old school, John Carl Buechler, el también experimentado en cine de bajo presupuesto, Peter Manoogian, entre otros. Estos segmentos conforman los retos que nuestro personaje central, Paul, tiene que vencer. De nerd a gladiador interdimensional, Paul, con la ayuda de su súper computadora que lleva en su antebrazo, tendrá que salvar a su novia en los diferentes escenarios donde van apareciendo. Desde un homenaje al giallo con un asesino serial atrayendo mujeres con un anuncio en el periódico para poder degollarlas, hasta una tierra post apocalíptica al estilo Mad Max con todo y guerra vehicular, también hay momento para una excelente escena de stop motion que nos recuerda a los grandes días de Ray Harryhausen. Así como otras películas como Waxwork (1988), The Monster Squad (1987) y otros ejemplos más de la década, The Dungeonmaster disfruta el amontonar guiños y referencias, y simples refritos de otros títulos icónicos y reconocidos, aunque ésta película lo hace de una manera menos consciente. 

Las actuaciones dejan mucho que desear como es de esperar y de disfrutar en una película como esta, además los efectos especiales varían desde los deliciosamente nostálgicos hasta los realmente malos. Al final de todo, The Dungeonmaster es una ráfaga de entretenimiento de sólo 77 minutos de duración; una presentación en resumen de todos los géneros que nos encanta disfrutar enrollados en una única y ridícula premisa muy de su época y de su estilo. En cuanto a las películas serie B encuentras las malas-malas y las buenas-malas, The Dungeonmaster es del tipo que se disfrutan de inicio a fin. 

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