30 de enero de 2017

Cinema Review - Resident Evil: The Final Chapter (2017)



No podría decir que me considero fan de la franquicia cinematográfica de Resident Evil, pero recuerdo bien cuando la primera película me enamoró por allá por épocas  del año 2002, primeramente por ser la primera película de zombies que me tocó ver en la pantalla grande. Antes de que este concepto secuestrara el género del terror y la cultura pop hasta la fecha. También, en retrospectiva, la primera entrada, titulada en México, Resident Evil: El Huésped Maldito es la mejor y la que más disfruto de todas.

Ahora, después de 4 secuelas consecuentes, llegamos a la muy publicitada conclusión de la historia. Resident Evil: The Final Chapter (Resident Evil: Capítulo Final, en México) sin duda el primer gran estreno del 2017 es la prometida finalización de la larga y tediosa historia de Alice, el personaje central interpretado por Milla Jovovich, que cabe mencionar, fue creado para la pantalla por su esposo, el guionista, eventual director, productor y en genera la fuerza creativa detrás de las películas de Resident Evil, Paul W.S. Anderson.

Los juegos de video, fuente origina de materia para estas cintas cuentan con una rica variedad de historias y conceptos que van desde lo espeluznante, hasta lo explosivo e inesperado, pero ya todos sabemos que en las películas se ha usado o adaptado virtualmente nada de todo este valioso contenido. Estos títulos se han ido corroyendo cada vez más y más en set pieces ridículos, actuaciones pésimas, personajes unidimensionales y guiones ineptos. La franquicia de Resident Evil es como si Hollywood emulara las películas malas de ciencia ficción de los 80s, pero sin los efectos prácticos, ni el encanto con el que brillaban esas joyas de la época de oro del VHS.

Resident Evil: The Final Chapter nos sitúa en un Washington D.C. post-apocalíptico donde Alice (Milla Jovovich) reaparece de los escombros para inmediatamente después protagonizar una escena de acción huyendo de una bestia gigante de CGI que ha decir verdad, parece que se escapó de una de las películas de Lord of the Rings. Alice rápidamente es contactada por la Red Queen, la inteligencia artificial omnipresente personificada por una niña con acento británico que controla toda la infraestructura de Umbrella Corporation; en un raro giro de lealtades le detalla lo que tiene que hacer para salvar al mundo y derrotar al maligno imperio de Umbrella. Alice emprende su camino de regreso a donde inició todo, el laboratorio subterráneo conocido como The Hive, con la promesa de que Red Queen le explicará el porqué de este extraño acto de autosabotaje que acaba de cometer. Sin olvidar, que el siniestro Dr. Alexander Isaacs (Iain Glen) renovado y mejorado después de haber sido despachado en la tercera entrada, regresa para detener a Alice y a su banda de heroicos rebeldes con los que predeciblemente se enredará para llevar a cabo su misión.

No tengo nada en contra del entretenimiento vacío, manufacturado y plástico emanado da manera sistemática por la maquinaria Hollywoodense, pero las películas de Resident Evil son de los ejemplos más exagerados y rimbombantes de este estereotipo, poniendo en el mismo saco a la franquicia de Transformers (una basada en un videojuego, la otra en una línea de juguetes). El guion corre como maratonista hacia su meta presentándonos en el camino a diversos personajes interpretados por William Levy, Ruby Rose, entre otros, que no son nada más que recipientes vacíos, calcomanías, fotografías en un promocional; también por supuesto nos reencontramos con Claire Redfield, interpretada de nuevo por Ali Larter, que se ve más aburrida que nosotros. El único que se ve que se está divirtiendo es nuestro querídisimo Iain Glen, reconocido por su papel en la serie televisiva Game of Thrones, su villano exageradamente ruin, el Dr. Isaacs  devora sus escenas, convirtiéndose en lo más atractivo e hipnotizante de la película.

Milla Jovovich hace lo suyo, una vez más dejándonos a la audiencia echar a andar la mente con el ¿Qué pudo ser? Ya que Jovovich tiene (o tenía) el potencial para cimentarse como una estrella de acción trascendental, truncado en todo momento por el grillete de ser eternamente Alice en Resident Evil y sus interminables secuelas.

Claro en la película hay explosiones, hay escenas de acción, algunas de ellas entretenidas, hay efectos especiales, hay monstruos, hay zombies (aunque aquí sirven más de escenografía que como una amenaza real) pero la verdad, todo ya lo vimos, no hay nada nuevo bajo el sol en Resident Evil: The Final Chapter, excepto un intento de giro argumental en el tercer acto del filme que al mismo tiempo que intenta aterrizar toda esta larga y redundante historia en algo parecido a un desenlace, nos deja, como al igual que al personaje de Alice, justo donde comenzó.