22 de noviembre de 2014

I'll be back


Debido a diferentes factores que han tomado mi interés inmediato, he dejado éste blog por el lado desde hace algunos meses. La falta de una computadora en forma ha perjudicado bastante también este querido espacio, eso no significa que no siga viendo y amando al cine. Regresaré pronto y mejor que nunca (espero). 

Saludos y hablemos de cine. 

Samuel Paz

28 de abril de 2014

Cinema Review - The Amazing Spider-Man 2 (2014)

"Let's go catch a spider."

En ésta era del superhéroe, cada temporada de blockbuster es una batalla por la supremacía superheróica, como muchos dicen, cada quien lucha por su rebanada del pastel, como sea esto tenemos un saludable número de adaptaciones comiqueras cada año; hablemos de la más reciente. Después de que Marvel Studios con mucho éxito logró construir su universo cinematográfico con el lanzamiento de Iron Man (Iron Man: El Hombre de Hierro, 2008) y su escena post-créditos que nos prometía sin decir mucho, una megahistoria que englobaría a varias películas a través de varios años, obviamente los estudios que aún poseen los derechos de estos valiosos personajes intentan irse por la misma ruta. Por su lado Fox hace lo posible por atar cabos e integrar todas las versiones de sus personajes de las historias de X-Men, al mismo tiempo que intenta inyectarle nueva vida a los Fantastic Four, mientras que Sony Pictures, pues, reinició a Spider-Man con intenciones de imitar un poco más este sistema de universo compartido.

Antes de entrar a la película en cuestión, como es de costumbre, un breve recuento: Hace poco más de una década, el gran cineasta estadounidense Sam Raimi trajo a la pantalla grande la primera adaptación cinematográfica del arácnido con Spider-Man (El Hombre Araña, 2002) y podría decirse que fue una película universalmente aclamada, que junto con X-Men lanzada dos años antes le dieron inicio a lo que denomino (no muy originalmente) la era del superhéroe.  Raimi se encargó de sus secuelas también, Spider-Man 2 (El Hombre Araña 2, 2004) obtuvo aún más éxito y aclamo, mientras que la tercera entrega en el 2007 derrumbó todas las expectativas con una historia apresurada, a momentos embarazosamente ridícula y en general una rotunda decepción. Hubo rumores de que Spider-Man 4 iba a continuar la franquicia, ya que la tercera parte aún siendo un bodrio naturalmente recaudó una tonelada de billetes, pero al parecer Sam Raimi, el protagonista Tobey Maguire y compañía no fueron recontratados. Sony y Marvel dejaron dormir al personaje una década hasta que revivió en pantalla grande con un reinicio conocido como The Amazing Spider-Man (El Sorprendente Hombre Araña, 2012). El realizador novato Marc Webb, quién solo tenía una comedia romántica indie bajo su cinturón fue el elegido para tomar las riendas del lucrativo y popular personaje. Con un nuevo elenco, enfoque y un villano cinematográficamente virgen, The Amazing Spider-Man nos cuenta (de nuevo) el origen de Peter Parker y su enmascarado alter ego. La película estrenada en el mismo año que colosos taquilleros como The Dark Knight Rises (Batman: El Caballero de la Noche Asciende, 2012) y The Avengers (Avengers: Los Vengadores, 2012) pasó un poco desapercibida, especialmente comparándola con la cinta del 2002, pero aún así la secuela se puso en marcha, y así… llegamos al año 2014. The Amazing Spider-Man 2 lanzada en México con el larguísimo título de El Sorprendente Hombre Araña 2: La Amenaza de Electro, continua las aventuras del arácnido y desteje aún más el misterio presentado en la primera película, intentando crear un mundo amplio con posibilidades de spin-offs e incontables secuelas.

El adolescente Neoyorkino, Peter Parker (Andrew Garfield) aún vive entre ser el justiciero enmascarado Spider-Man, y un joven normal. Su relación con su amor preparatoriano Gwen Stacy (Emma Stone) le causa remordimiento al no poder quitarse la sensación de que su vida como superhéroe la pone en peligro a ella. Al mismo tiempo, hay un nuevo villano en la ciudad; el antisocial empleado de Oscorp, Max Dillon (Jamie Foxx) sufre un raro accidente en uno de los generadores de la compañía y lo convierte en el autoproclamado Electro, un ser de electricidad que será un poderoso obstáculo para Spider-Man. También, el viejo amigo de Peter, Harry Osborn (Dane DeHaan) ha regresado a la ciudad para tomar el trono como heredero del misterioso imperio de Oscorp, donde descubrirá sus propias tendencias villanescas.

No se siente que fue hace tanto tiempo que las películas de Raimi llegaban a la pantalla grande, ¿Por qué? Porque no fue hace tanto. No es tanto el tiempo entre una secuela u otra o entre un reboot y otro, sino que Spider-Man fue el primer superhéroe de alto perfil en ser reiniciado dentro de ésta misma era del superhéroe de los años 2000. Ésta nueva visión de Marc Webb no se siente tan distante de la de Raimi como muchos creen; los tintes ultra dramáticos telenovelezcos siguen ahí, momentos de humor slapstick y comedia física siguen existiendo, y aunque Webb hace el tono de ésta secuela más family friendly todavía se nota que trata a los personaje un poco más en serio. Soy un completo esclavo del enfoque real en las películas de superhéroes, debo confesarlo, y ésta versión de Spider-Man se siente más natural y menos posible de evolucionar de cierta manera que termine siendo la broma pesada que fue Spider-Man 3 (El Hombre Araña 3, 2007). El equipo de guionistas Alex Kurtzman y Roberto Orci colaborando con Jeff Pinkner crearon una historia que encaja bien con su predecesora, que al mismo tiempo que desarrolla el misterio general (la misteriosa ausencia de los padres de Peter, la figura maligna detrás de Oscorp) nos presenta nuevos villanos y expande el universo de manera correcta. Claro, hay ciertas cosas que no se sintieron del todo bien escritas como por ejemplo la naturaleza siniestra inherente de Harry Osborn, nunca realmente se sintió el lado “amigo” de él, prácticamente fue un villano desde que aparece en pantalla; además esa secuencia introductoria donde vemos a los padres de Peter en un avión fue demasiado lejos con la inverosimilitud del asunto y otro par de detalles, que en mi opinión no le quitan a la experiencia. El filme es divertido.

El avance en tecnología de efectos visuales definitivamente se siente en estos años de diferencia, ya que las escenas de acción y de Spidey colgándose y meciéndose entre los rascacielos de Nueva York nunca se han visto mejor. En sí, Electro es un villano muy interesante, y lo que no fue explorado en la película fue compensado con sus escenas de acción, que dan para un excelente uso del CGI. El diseño del Green Goblin, o Hobgoblin o como se llame el Harry-villano no cambia mucho de lo que se muestra en la primera película aunque sustituye la ramplona máscara que usaba el Norman Osborn de Willem Dafoe por un aspecto un poco más siniestro, sin duda. El look extraordinario de la película no le hace ningún daño, me parece que la fotografía de Dan Mindel resalta lo mejor de los colores y hace ver a la ciudad de Nueva York vibrante y brillante por la noche. La acción es fenomenal, mejor que la primera película, intensa, bien dibujada y muy entretenida. Lo que el guión carece, las actuaciones rellenan en gran parte. Andrew Garfield creo yo, sigue apoderándose del rol de Peter Parker, de su carismático humor e intenso conflicto interno, su química con Emma Stone es fabulosa que hacen que las cursilerías más exageradas se sientan genuinas. Jamie Foxx interpreta a un nerd convertido en súper villano de una manera bastante creíble a pesar de su usual andanza de douchebag, pero el que se roba el show es absolutamente Dane DeHaan que a pesar de tener la cara de un niño pre-adolescente, su presencia impone y emana un cierto toque incómodo muy efectivo. No olvidemos a la siempre excelente Sally Field, y que el filme está plagado de caras y personajes conocidos encarnados por buenos actores como Paul Giamatti, Chris Cooper, B.J. Novak, Felicity Jones, entre otros.
 
The Amazing Spider-Man 2 tiene sus detractores, como lo es natural en éste ámbito. Algunas veces se siente como que la película comete el error de morder más de lo que puede masticar con demasiados personajes y tramas (de hecho, el otro amor de PeterMary Jane Watson iba a hacer una aparición aquí, interpretada por Shailene Woodley, pero su personaje terminó siendo editado a medio filmar debido a que la duración y el guión ya estaban muy abarrotados) pero honestamente para éste humilde par de ojos, la película fue una joya visual. Además la historia es entretenida, con drama, humor y acción que funcionan y al final de todo; un paso en el camino correcto para ésta aparente propuesta de expandir el mundo de Spider-Man a interesantes ámbitos inexplorados. Tíldame como interesado.

6 de abril de 2014

Underrated Cinema - Never Die Alone (2004)

"Ain't nobody ever missed a rattlesnake."

Hace algo de tiempo me topé con una copia en DVD de una película que recuerdo haber disfrutado en el momento que salió pero desafortunadamente fue de esas que se pierde en la marea. Obviamente recordando que la película me había sorprendido no dudé en comprarla a un precio baratísimo. No creo que la película tenga la culpa de no ser del todo memorable, digamos que más bien la culpa la tiene el contexto y las circunstancias en las que se estrenó. El filme del que hablo es uno que pude disfrutar en la pantalla grande hace ya algunos ayeres, Never Die Alone estrenada en México con el título El Círculo de la Muerte, se lanzó en el año 2004 sin mucha promoción y su corto paso por las salas de cine le recaudó alrededor de 5 millones de dólares mundialmente, un rotundo fracaso, pues. La película es protagonizada por Earl Simmons (¿quién es ese wey?) pues es mejor conocido como el rapero DMX que como muchos de sus colegas, su fama en el ámbito musical lo había llevado a co estelarizar mediocres películas de acción. En el caso de DMX, sus mas reconocidas fueron Exit Wounds (Red de Corrupción, 2001) al lado de Steven Seagal y Cradle 2 the Grave (Contra el Reloj, 2003) con Jet Li. Cualquier persona cometería el error de tachar a Never Die Alone como otra churrada de acción más, y no los culpo, la cosa es que acción ni siquiera es el género del filme, es bastante más que eso. La dirección es de Ernest Dickerson, un nombre más relacionado con el género del terror, con créditos como el intento de blaxploitation del 2001, Bones protagonizada por otro rapero, Snoop Dogg y la divertida Tales from the Crypt: Demon Knight (Cuentos de Ultratumba: El Caballero de los Demonios, 1995) la primera y mejor inclusión al cine que hizo la entonces aclamada serie televisiva de terror-comedia. Por cierto, ahora Dickerson se ha encargado de dirigir episodios regularmente para la serie de televisión súper exitosa, The Walking Dead. Con su extenso currículo en el género, podemos decir que el buen Ernest Dickerson no solo sirve para el terror porque Never Die Alone, basada en una novela de Donald Goines es un ejercicio interesante de blaxploitation y film noir.

La película es narrada por nuestro protagonista, King David (DMX) un ampón callejero quien después de robarle varios miles de dólares en droga a su empleador, el ambicioso gángster, Moon (Clifton Powell) y convertirse en un reconocido traficante de mediano nivel, regresa a su ciudad natal para intentar enmendar algunos errores. Después de que el regreso de King David desata una serie de eventos desafortunados, contar la historia de éste pintoresco individuo le tocará a Paul (David Arquette), un aspirante a periodista que de manera fortuita se ve involucrado en todo esto.


Todos los cinéfilos y los no tan cinéfilos tenemos nuestras películas favoritas, también nuestros placeres culposos como muchos les llaman, y también tenemos esas películas que realmente creemos que están subestimadas, películas que quizá si alguien se dignara a voltearlas a ver una segunda vez descubrirían que valen la pena. Para mí, Never Die Alone es uno de esos títulos. La película es un crime drama que se toma a sí mismo completamente en serio, y haciendo eso logra llegar a un nivel dónde consigue emular muy naturalmente ciertas convenciones del film noir con un aspecto y vibra de los 70s que grita blaxploitation. Una historia corta y concisa, sin muchas pretensiones que nos dibuja un personaje despiadado pero aún así carismático a través de la actuación de DMX, conduciendo su auto por la barrios bajos, con un cigarrillo colgando de los labios, el humo ultra visible en la fotografía. La manera en que se va desenvolviendo te hace olvidar los errores que uno pueda considerar, es más, hasta creo que los errores le agregan a esa vibra blaxploitation de la que hablo. Reitero y admiro el enfoque pequeño de la historia; es un cuento urbano de un hombre que logró su sueño americano, tangible, pequeño, sin llegar hasta las más altas cúpulas como por ejemplo el personaje que pinta Scarface (Caracortada, 1983) o películas por el estilo. El King David de DMX es un traficante de poca monta, que hace lo que tiene que hacer para triunfar y que aunque al parecer siempre fue un verdadero bastardo, cuando tiene éxito es cuando realmente comienza a mostrarlo. Su historia no es de opulencia ni de cómo el poder/dinero corrompe al hombre, es más el despertar emocional de un tipo no del todo bueno. La dirección de Dickerson es interesante, la cámara se mueve de cierta manera y la imagen tiene una textura granulosa que no estoy seguro si fue con la intención de hacerla parecer más grindhouse o si realmente la quiso filmar estilo amateur con efectillos ramplones y flashbacks teñidos de colores.

Las actuaciones en sus diferentes grados de calidad por así decirlo, funcionan, aunque a veces podamos considerarlas que son cliché o exageradas de alguna extraña manera dentro del contexto de la película logran encajar. Tenemos a DMX haciendo su papel de cool de una manera que quizá inconscientemente le ayudó al personaje, King David cree que es mucho, pero no lo es y eso creo que se nota en la actuación. Me quito el sombrero ante la habilidad que tuvo DMX (que nunca he considerado realmente un actor) para darle algo de dimensión y profundidad emocional a su personaje; años luz de las acartonadas caricaturas de acción las cuales acostumbraba encarnar. Clifton Powell es deliciosamente cliché como el villanesco Moon, David Arquette sirve como los ojos de la audiencia, una especie de catalizador de ésta pequeña historia; a su vez Reagan Gomez-Preston y Jennifer Sky, creo hacen un gran trabajo como los trágicos amores de nuestro personaje principal, entre muchos otros.

Puedo agregar que Never Die Alone no es un gran épico de gángsters a la De Palma, Coppola o Scorsese, por supuesto que no. La película tiene más en común con cintas como Bullet (Pandillero, 1996) una historia urbana con drama y corazón que valen la pena contarse. Un triste y violento character study,  podríamos decirle. Es recomendable redescubrir Never Die Alone en formato casero (de seguro la encuentran a la venta por una miseria) o si nunca has tenido la oportunidad de verla, echarle un vistazo si es que éste tipo de películas llaman tu atención; es una pequeña joya que no tuvo la atención que se merece. 

2 de abril de 2014

Cinema Review - Captain America: The Winter Soldier (2014)

"This isn't freedom, this is fear."

Los esfuerzos de Marvel Studios por tener la supremacía en el ámbito superheróico continúan a todo vapor, con la llamada Fase 2 pasando a su segunda mitad. Digo, cualquier seguidor del cine y de los comics sabe como funciona esta dinámica; todo comenzó cuando Marvel Comics (ya como su propia casa productora cinematográfica Marvel Studios) lanzó a las pantallas Iron Man (Iron Man: El Hombre de Hierro, 2008) hace ya algunos años, como punta de lanza de un ambicioso proyecto crossover que crearía un universo compartido de películas de superhéroes que culminarían en el super blockbuster y fantasía geek conocido como The Avengers en el 2012, en aquel momento una distante posibilidad. Sobra decir que el plan funcionó y ha sido todo un éxito, dándole sus propias películas a héroes de menor perfil y rentabilidad, convirtiéndolos en rockstars como lo son Captain America, Thor, y hasta el mismo Iron Man. Marvel utilizó los derechos cinematográficos de superhéroes que aún no vendían a otras productoras, como hicieron con Spider-Man y los X-Men (propiedades de Sony y Fox, respectivamente) y de manera sorprendente creó lo que ahora todos conocemos como el Marvel Cinematic Universe, que consta ya de 9 costosas películas lanzadas hasta la fecha, y hasta se ha expandido a la televisión con la serie llamada Agents of S.H.I.E.L.D. La Fase 1 de esta conquista culminó en el 2012, y mientras nos acercamos al final de la Fase 2 con Avengers: Age of Ultron en el 2015, Marvel Studios ya ha lanzado tres películas incluyendo Iron Man 3, la más decepcionante de todo el roster y Thor: The Dark World (Thor: Un Mundo Oscuro, 2013) que ésta última aunque no fue mala, me gustó menos que la primera parte. Así llegamos a la película en cuestión, Captain America: The Winter Soldier (Capitán América y el Soldado del Invierno, 2014) la segunda aventura del superhéroe más patriótico de todos.

Creo que me es claro a mi mismo, que mientras la primera parte, Captain America: The First Avenger (Capitán América: El Primer Vengador, 2011) me pareció divertida y bien hecha, ha sido la que menos me gustó de la primera oleada de nuevas aventuras de Marvel. Reemplazando al director Joe Johnston para ésta secuela, con la interesante elección de los hermanos Anthony y Joe Russo, Marvel ha creado la mejor parte de la Fase 3 hasta ahora y una de las películas de superhéroes más interesantes de tiempos recientes. Con un guión de Christopher Markus y Stephen McFeely, y una sólida dirección de los Russo, la película mueve hacia adelante de manera considerable el arco narrativo general del Marvel Cinematic Universe y es la película de superhéroes más sobria desde la primera entrega de Iron Man o la trilogía de Batman de Christopher Nolan, la mayor arma de DC, el eterno némesis de Marvel.
El filme encuentra al Capitán Steve Rogers (Chris Evans) adaptándose al mundo moderno después de haber sido descongelado después de varias décadas, para los eventos de The Avengers. Rogers es el agente más preciado del órgano pacificador del gobierno estadounidense, S.H.I.E.L.D. donde trabaja al lado de la agente Natasha Romanoff (Scarlett Johansson) en misiones súper secretas bajo la dirección de Nick Fury (Samuel L. Jackson). Rogers, siempre comprometido con la libertad y la transparencia, tiene dudas acerca de un proyecto secreto liderado por Alexander Pierce (Robert Redford), un alto miembro del Consejo de Seguridad Mundial. Al mismo tiempo que se enfrenta con un peligroso asesino soviético conocido solamente como The Winter Soldier, Rogers empieza a destejer una conspiración a nivel global que se remonta a muchos años atrás.
Wow. Nunca pensé que la película tuviera el enfoque que tiene. Me sorprendió de la mejor de las maneras. Se pregonó mucho que Captain America: The Winter Soldier es un thriller político con tintes de superhéroe, y no puedo coincidir más con eso; la película tiene elementos de una novela de Tom Clancy mezclados con sólida acción y el toque Marvel que la hace, pues, una película de superhéroes. La trama desecha en su gran mayoría cualquier aspecto sobrenatural explorado en películas pasadas, y se convierte en un  interesante comentario geopolítico acerca de seguridad nacional y lo que realmente significa el concepto de libertad; con esto no quiero decir que la película maneja sus temas de manera ultra seria y hasta propagandística, como lo hace, por ejemplo, The Dark Knight (Batman: El Caballero de la Noche, 2008). Es difícil discutir esto más a fondo sin develar interesantes giros en la trama, pero digamos que me gustó mucho como Captain America: The Winter Soldier hace reverencia a su predecesora y a sus películas hermanas de diferentes maneras logra actualizar elementos, tal vez fuera de tiempo, (la primera película está ambientada en la década de los 40s) a la época actual con éxito. Así mismo, esta película es la que conecta con lo que viene de manera más directa soltando varias referencias interesantes que los fans y no tan fans entenderán, además de que no estropeo nada diciendo que una de las escenas post créditos es un puente directo a Avengers: Age of Ultron.
Los hermanos Russo son una peculiar elección para directores, como lo fue en su tiempo Jon Favreau o incluso Kenneth Branagh para dirigir este tipo de proyectos, pero todos han mostrado ser una pieza clave en el enfoque y calidad de estas películas. Los Russo, con sólo créditos de comedia en su cinturón consiguen un tono correcto para la película, con momentos cómicos sin desbordar en el slapstick y las bromas incesantes de Iron Man 3  manejando también la intriga política y el drama con seriedad. Pasando a aspectos más prácticos, de las cosas que más admiré de Captain America: The Winter Soldier fue, a riesgo de sonar hueco, la acción. Despojada en la mayor manera posible de CGI y grandes efectos especiales; los tiroteos son intensos, las explosiones reales, las persecuciones veloces y el combate cuerpo a cuerpo es brutal. La acción no se ve mermada por ningún tipo de shaky cam o algún truco visual para darle estilo, así se siente old school y efectiva. Todo esto tiene el soporte de actuaciones muy competentes, comenzando por Chris Evans que una vez más encarna al norteamericano bonachón de manera correcta, el Capitán es un héroe a la antigua y Evans lo vende bien. Scarlett Johansson hace el chiste de dulce y mortal de nuevo; efectivo como siempre, al mismo tiempo que el otro héroe de reparto, interpretado por Anthony Mackie cumple con los momentos cómicos y con patear traseros. Samuel L. Jackson es un Nick Fury un poco más misterioso, más conspirador, más interesante. No seré el más grande fan de Robert Redford pero creo que el papel aquí fue a la medida, y Sebastan Stan fue un villano amenazador, una especie de Anti Capitán América.
Regresemos al punto de que Captain America: The Winter Soldier es una película palomera pues, pero una muy buena, con un balance correcto entre las diferentes emociones que maneja en su historia y de manera admirable no cae en el jingoísmo marca-Michael-Bay en el que muchas películas caen, y en el que ésta sin duda fácilmente podía caer. Lo mejor de la Fase 2 de Marvel hasta ahora; una película que le agrega emoción a este gran proyecto del Marvel Cinematic Universe y me hace ver como es posible darles enfoques no tan esperados a estas aventuras, mientras que aún se mantiene la identidad de un blockbuster de superhéroes. Keep ‘em coming

18 de marzo de 2014

Cinema Review - Need for Speed (2014)

"We'll settle this behind the wheel." 

¿Qué tipo de maldición le ha puesto Hollywood a las adaptaciones de videojuegos? Lo digo porque todas cargan con el estigma de ser malas, muy malas. Y lo peor, es que ese estigma usualmente es indicador de una triste realidad, las películas basadas en videojuegos usualmente son de lo peor que suele ofrecer Hollywood. Claro, podemos entrar en el debate de que no todas son horrendas, y claro, me encanta discutir del par que cada quién cree que son la excepción, pero creo que podemos coincidir que independientemente de que disfrutemos estas películas; no son entretenimiento de la más alta calidad. Son filmes palomeros, sin mucha profundidad, junk food cinema pues, y claro, eso no tiene nada de malo, pero lo que me molesta o más bien lo que me frustra es que muchos juegos tienen historias buenísimas, interesantes, ricas en trama, personajes y muchos elementos más, y ¿Qué pasa? Terminan llegando a la pantalla grande en la forma de nada más, ni nada menos que una película de acción mediocre. El mejor (o peor) ejemplo en este rubro es la franquicia de Resident Evil que está basada en una serie de videojuegos con geniales historias, cuyas películas son cada vez más increíblemente estúpidas. Confieso que soy parte del problema, porque ahí estoy de masoquista, viéndolas, porque pues, al final es Resident Evil.

Hablemos de la película que vi recientemente, uno de esos blockbusters que se lanzan en el primer trimestre del año, Need for Speed retitulada en México simplemente como Need for Speed: La Película, para que no te confundas, pues. Éste filme es dirigido por el estadounidense Scott Waugh, y es solo su segundo intento como director después del thriller de acción Act of Valor (Invencibles, 2012), un panfleto patriótico gringo que hasta la fecha no he visto, pero cabe mencionar que más que como realizador, Waugh tiene experiencia extensa como stunt coordinator, así que al menos el tipo tiene un buen ojo para la acción. El guión escrito por el primerizo George Gatins deja mucho que desear, pero claro, ya sabemos a lo que vamos con estas películas, o al menos así tendemos a defender una película hueca, ¿no? Need for Speed tiene el atractivo también, de ser el primer vehículo actoral de alto perfil del actor Aaron Paul, famoso por el papel de Jesse Pinkman en la estruendosamente genial serie televisiva, Breaking Bad (2008). Paul disfrutando de una atención rotunda debido al gran éxito de ese proyecto ha sido fichado para varios títulos cinematográficos y Need for Speed es la primera película grande que le pone la responsabilidad de protagonista.

Basada en la franquicia de videojuegos lanzada por Electronic Arts, la película nos centra con el mecánico Tobey Marshall (Aaron Paul) que también, por supuesto, es corredor de autos y dueño del taller familiar Marshall Motors, donde los empleados también son sus mejores compinches. Su conocido de la infancia y rival en el asfalto, Dino Brewster (Dominic Cooper) se ha convertido en un piloto famoso y lo contacta después de varios años para una propuesta de negocios. Después de que en una carrera callejera uno de los mejores amigos de Tobey, fallece en un horrible accidente causado por Dino, Tobey es inculpado por la muerte y es enviado a prisión por dos años. Después de cumplir su condena, él solo busca vengar a su compañero infiltrándose en una prestigiosa carrera clandestina conocida como De Leon para destronar a Dino y limpiar su nombre de una vez por todas.

Tenía toda la disposición para que Need for Speed me cautivara. De verdad la tenía. Tengo poca experiencia con el juego, así que no podemos operar con nostalgia o apego al material original, aunque recuerdo haber pasado muchos buenos momentos jugando Need for Speed: Carbon con mis amigos, y más allá de eso, la presencia de Aaron Paul y ese discurso triunfador que recita en el primer tráiler de la película (que no se encuentra en el filme en sí) fueron lo que me logró vender la emoción. Y ¿me gustó? En parte. Más no que , duele decirlo, pero así es. Lo que me decepciona, es que en el fondo Need for Speed es una buena película, ahí está, muriendo por sacar la cabeza, encima de todas la sarta de ridiculeces que la entorpecen y la hacen ser un mediocre producto Hollywoodense más. Digo, la historia no es gran cosa, pero funciona. No es nada innovador, pero las historias que tienen la venganza como motor primario usualmente funcionan, al menos conmigo, pero Need for Speed nunca decide realmente que ruta tomar. Es lugar común y casi inevitable comparar a esta película con la exitosísima franquicia de Fast & Furious que inició por allá del 2001 que tiene más que dominado el ámbito cinematográfico de  autos rápidos, tipos rudos y mujeres hermosas. Ésta película intenta distanciarse un poco de la conocida serie ubicándose más en el ámbito de autos de diseñador y de carreras de circuito que de la cultura underground de carreras callejeras, aunque de todas maneras, para no errar, la película toca esta base también. Lo que Need for Speed falla en lograr es en un balance saludable entre comedia y drama, cosa que las películas de Fast & Furious lograron hacer en su mayoría. Esta cinta se va demasiado para un lado o para el otro, desentonando el ambiente general. En una escena tenemos a Aaron Paul, que se ha probado como un excelente actor dramático, mostrando intensas emociones, y en la siguiente escena tenemos a sus cómicos amigochos  haciendo algo chistoso que raya en lo slapstick, las bromas muchas veces son trilladas y lo peor, fuera de tono. La inclusión de un juguetón flirteo entre el personaje de Paul y el interpretado por la actriz Imogen Poots fue un pesado lastre que la detenía a la película cada vez que parecía ganar momentum. No culpo a Paul, ni a Poots necesariamente, sino a un libreto que trata su romance genérico con no más profundidad u originalidad que cualquier infumable romcom de principios de los 2000.

Ahora bien, Need for Speed tiene a su favor que su protagonista tiene un carisma natural, presencia en pantalla y talento actoral. Naturalmente él hace que ciertas situaciones embarazosamente malas, no duelan tanto y sirve como el ancla emocional.  La aparición del genial Michael Keaton fue un toque interesante, fungiendo como una especie de narrador omnipresente, su personaje, conocido como Monarch, es un sabelotodo del mundo automotriz y organizador de la carrera central de la película, su voz es algo así como un coro griego que le agrega emoción a lo que ocurre y nos anticipa el clímax de la historia, su entusiasmo es contagioso.  Podríamos decir que Keaton es desperdiciado aquí, pero aprecié su cameo extendido. Dominic Cooper, un actor que considero talentoso y que aún no encuentra ese papel correcto para él, es un villano de cartón, Cooper hace lo que puede incluyendo un al menos convincente acento estadounidense, pero la verdad es que es un personaje demasiado beige, un douchebag genérico que no es lo suficiente malo, ni cool para ganarse el estatus de antagonista. Mejor ni hablamos del resto del elenco de reparto, los clichés ambulantes que son los compinches de Tobey, interpretados por unos insufribles Ramon Rodriguez, Rami Malek y el más insoportable de todos, Scott Mescudi (mejor conocido como el rapero Kid Cudi, en su debut cinematográfico). El papel de Dakota Johnson es tan desechable que mejor ni lo mencionamos.

En cuanto a lo que buscamos al ver este tipo de película, que sería la acción y las carreras de autos, Need for Speed cumple al menos en hacer un espectáculo interesante, ya que sus secuencias de acción se sienten en momentos emocionantes y legítimas en su factura. Por supuesto, sabemos que un helicóptero rescatando a un auto de carreras a punto de saltar por un precipicio no tiene nada de verosímil, pero me refiero a que el director Scott Waugh filma estas escenas con estilo y sobriedad visual, logrando que a simple vista, no se note que ninguna secuencia esté manipulada por CGI. El hecho de que la destrucción se sienta orgánica le agrega un toque old school muy apreciado a la película. Hay una secuencia donde un estilizado auto de carreras sufre un terrible choque en cámara lenta y confieso que lo consideré un pedazo de majestuosa destrucción cinemática. Podríamos tachar a Need for Speed como un simple ejercicio de style over substance pero la verdad es que no tiene tanto estilo como para compensar la falta de substancia.

Así, Need for Speed se une a una larga lista de adaptaciones de videojuegos decepcionantes. Sé que los videojuegos no tienen una historia que uno pueda llamar profunda o hasta donde tengo entendido, ni siquiera tienen historia en sí, pero ésta como muchas películas inspiradas por algún videojuego, piensan que tienen que ser de lo más simple, lo más vacío, utilizando las mismas bromas trilladas, los mismos clichés narrativos y el mismo error de pensar que con solo ponerle el título a cualquier intento a medio cocinar, va a resultar en algo de calidad o que la gente quiera volver a ver. Ni Aaron Paul, ni Michael Keaton, ni la franquicia de Need for Speed merecen un producto mediocre como lo es ésta película.

4 de enero de 2014

Cinema Review - Escape Plan (2013)

"I'll burn this fucking place to the ground on my way out."

Me parece triste el saber que para muchos, la película en cuestión pasó por las salas de cine sin pena, ni gloria, además de que no causó mucho impacto en la taquilla estadounidense cuando fue lanzada en pantallas. Digo triste porque para muchos otros, como yo, ésta película no es nada menos que un sueño, una fantasía hecha realidad. Así es, Escape Plan (Plan de Escape, 2013) es algo que muchos soñábamos en las épocas de los 80s y 90s donde los héroes de acción dominaban las pantallas de cine, donde la idea de un película coprotagonizada por  Stallone y Schwarzenegger era una total explosión de testosterona cinematográfica y placer geek. Claro, podríamos ponernos técnicos y decir que Schwarzenegger ya se encontró con Stallone en el homenaje al cine de acción de antaño, The Expendables (Los Indestructibles, 2010) pero su aparición fue reducida a un cameo que la verdad causó más risa involuntaria que emoción o nostalgia. Su papel fue posteriormente extendido a algo mucho más badass y significativo en The Expendables 2 (Los Indestructibles 2, 2012), pero Stallone y Schwarzenegger nunca habían sido reunidos en forma en la pantalla grande hasta ahora con Escape Plan. La película es dirigida por el sueco, Mikael Hafström, director de la sólida adaptación de Stephen King, 1408 (2007), su thriller con tintes Hitchcockianos, Derailed (Descarrilados, 2005) no me impresionó, pero uno nota que Hafström tiene un ojo sin pretensiones y muy capaz. Además de juntar a estos dos grandes en la misma película, Escape Plan llamaba la atención al tener un aura reconocible, un aura que trae recuerdos de esos violentos filmes de acción de décadas pasadas.
Ray Breslin (Sylvester Stallone) es un Houdini, un maestro de la desaparición, él puede escaparse de toda prisión hecha por el hombre. Un experto en instituciones carcelarias que trabaja para una compañía contratada por el gobierno estadounidense para probar que sus prisiones de máxima seguridad son, exactamente, eso. Cuando sus servicios son requeridos por la CIA para probar la efectividad de una nueva cárcel secreta operada por el sector privado, el orgulloso Breslin no pierde oportunidad para tomar el reto.  Una vez en la prisión conocida como La Tumba, se topa con el implacable alcaide Willard Hobbes (Jim Caviezel) que no dejará que vea la luz del día de nuevo. Traicionado y rehusándose a quedarse preso por el resto de su vida, Breslin unirá fuerzas con otro recluso, el misterioso Emil Rottmayer (Arnold Schwarzenegger) y juntos buscarán la manera de escapar de la prisión más segura del mundo.

Me gustaba más cuando éste proyecto tenía su título original, The Tomb o en español, La Tumba, me parecía más enigmático, más interesante, pero debo decir que el cambio al más genérico Escape Plan le agrega más a ese estilo 80s/90s que tanto le favorece a la película. Aunque Schwarzenegger y Stallone se han empeñado en revivir ese cine que los hizo famosos hace muchos años, en mi opinión el único que ha podido emular de cierta manera la vibra de aquel tipo de películas fue Stallone, con su Bullet to the Head (El Ejecutor, 2013) dirigido por el pionero de la vieja escuela, Walter Hill que fue divertido, algo genérico, anticuado y un excelente ejemplo de lo que intentan hacer. Ni sus Expendables, ni The Last Stand (El Último Desafío, 2013) protagonizada por Schwarzenegger han capturado del todo la esencia necesaria para sentirse como un verdadero throwback, todas estas he disfrutado debo aclarar, pero simplemente se sienten demasiado del ahora.
 
Puedo decir que al momento de escribir esto Escape Plan es el ejemplo, después de Bullet to the Head que más se le acerca a este tipo de fórmula, además de que se ayuda tomando un escenario popular para este tipo de filmes. Recordemos que Stallone ya intentó escapar de prisión en la cinta Lock Up (Condena Brutal, 1989) una película que tiene más tintes de drama y de thriller, que de acción, pero también podemos citar Death Warrant (El Rudo, 1990) protagonizada por Jean Claude Van Damme, entre otras. Se hace obvio ver que la prisión es una ambientación lógica para este tipo de películas, siendo un lugar lleno de testosterona, peligro. Hasta podemos ver ejemplos de prisiones como secuencias aisladas en otras películas de acción como en Tango & Cash (1989) donde el mismo Stallone y Kurt Russell terminan encarcelados después de ser inculpados por crímenes que no cometieron, también Nicolas Cage se infiltró en una cárcel de máxima seguridad en Face/Off (Contracara, 1997) y hay muchos ejemplo más. Sobra decir que siempre han sido lugares para ambientar películas divertidas y emocionantes.
Volviendo a Escape Plan, la película posee una estructura fácil de seguir y una trama lo suficientemente simple como para enfocarse en la acción y las risas ocasionales, que en descifrar irrelevantes puntos en la historia. Tenemos todos los arquetipos cubiertos, el villanezco alcaide, el prisionero amigazo, el prisionero antagonista, y claro, el guardia que funge como matón privado del alcaide. Podrá sonar como que menciono esta checklist como algo malo, pero repito, este tipo de cosas son las que hacen a Escape Plan más nostálgica y carismática. La película por supuesto necesita su cantidad considerable de suspension of disbelief ya que a veces ésta cárcel de súper-máxima-mega-alta-seguridad no lo parece tanto, pero todo es parte del espectáculo. La acción es la necesaria, con unos buenos intercambios de golpes entre reos, guardias, y hasta Stallone y Schwarzenegger se dan un par de cachetadas entre ellos. Los tiroteos están a la orden del día, claro está, especialmente cuando se acerca el clímax. La película tiene acción, claro, pero mis partes favoritas y las que creo yo que están mejor ejecutadas son las secuencias de planeación/escape que se dan con Stallone estudiando sus alrededores y llevando a cabo estrategias a veces un poco inverosímiles pero entretenidas. El filme porta una clasificación R que da libertad a sus personajes de maldecir y hablar cochino además de mostrar sangre brotando de los predominantes hoyos de bala. Una obligación para hacer este tipo de cine como debe de hacerse.


Tenemos a un Stallone jugando entre serio y carismático, cargando el rol protagónico de manera correcta, y a un Schwarzenegger excelente haciendo un contrapeso cómico y menos disciplinado dándole rienda suelta a su lado chistoso, conservando el cool de siempre, con one liners y todo lo necesario. Es importante apuntar que ambos protagonistas dejan ver su edad un poco más aquí en esta película, y la verdad sus personajes se ven más auténticos gracias a ello; no le tengan miedo a las canas y a las arrugas, son viejos, pero siempre serán un par de badasses. Jim Caviezel es un gran actor, y definitivamente encarna al alcaide infernal sin problema alguno, Vinnie Jones es un poco desechado como el guardia/matón principal y Sam Neill es definitivamente desperdiciado en un papel sin peso, ni mucho propósito más que avanzar la trama. El reparto se conforma de una Amy Ryan, que se aparece aquí para desperdiciar su talento actoral en un papel que no puede vender del todo y el rapero Curtis ’50 Cent’ Jackson  interpreta un genio de las computadoras que no le va para nada, además que su personaje también es completamente olvidable. El genial Vincent D’Onofrio es el ambicioso jefe de la compañía para la que el personaje de Stallone trabaja y pues, D’Onofrio siempre es bueno en lo que hace. Un sólido elenco eleva el material, aunque algunos de ellos estén desperdiciados en un libreto que es algo escueto en caracterización. Los momentos serios funcionan y los cómicos funcionan aún mejor con Stallone y Schwarzenegger aplicando comedia en momentos exagerada o anticuada, pero siempre efectiva.
El filme de vez en cuando tiende a rayar en lo ridículo, pero ¿Qué película de este tipo no lo hace? Es una delicia vera a los dos íconos del cine de acción rebotándose líneas y chistes malos uno con el otro. Recuerdo aquel evento, donde por fin reunirían a Robert De Niro y Al Pacino como compañeros, donde podrías verlos a los dos en el mismo cuadro; a fin de cuentas Righteous Kill (Frente a Frente, 2008) resultó ser una decepción de nivel monumental. No digo que Escape Plan sea lo que todo el mundo esperaba de la reunión de estos dos grandes, tal vez hubiera estado mejor algo más épico, más violento, más ambicioso, que sé yo. Por lo que es, la película funciona como un producto bien hecho, entretenido, satisfactorio, y emula bien al tipo de cine que hizo a Stallone y Schwarzenegger estrellas de cine; eso ya es decir bastante.