Tuve la oportunidad de echarle un
vistazo a la más reciente entrada en la franquicia de Fast & Furious, la octava entrega en esta serie de acción aparentemente
sinfín, cada película más inflada, más absurda que la anterior. En su natal
Estados Unidos, esta película fue bautizada con el ridículo título The Fate of the Furious traducido al
español, algo así como: El Destino de los
Furiosos, se agradece que en México y en el resto del mercado
internacional, la película se lanzó con el muchísimo más simple y merecedor Rápidos y Furiosos 8.
La saga que inició en el año 2001
como una película que se gestó como una modesta apuesta que se esperaba
generara una ganancia saludable, se convirtió en un éxito taquillero global y
fenómeno cultural; catapultando a la fama instantánea a sus entonces desconocidos
protagonistas, la dúpla Vin Diesel/Paul
Walker. Estamos en el 2017 y la franquicia cinematográfica de Fast & Furious ha experimentado una
metamorfosis interesante; de iniciar como un no tan sutil plagio a Point Break usando la cultura street racer de fondo; después de la
tercera entrada, cada película se fue transformando y adaptando diferentes
temáticas cada vez más ambiciosas y fuera de tono a su concepto original, desde
robos imposibles, espionajes, hasta básicamente… salvar al mundo, todo claro
está, involucrando automóviles veloces.
Lo interesante es que de alguna manera, la saga de Fast & Furious logró hacer esta transición de manera exitosa. A
través de los años, han producido de manera regular grandes y divertidos espectáculos,
cada vez abarrotando sus historias con más y más personajes, caras ya conocidas y otras nuevas,
interpretadas por actores establecidos tanto como por talentos emergentes.
Las películas de Fast & Furious han encontrado un
ritmo saludable para mantenerse frescas y entretenidas, incluso han intentado
convertirse en su propio universo
cinematográfico estableciendo cierto tipo de continuidad al mismo tiempo que juegan con ella y la doblan a su
conveniencia. Entonces, The Fate of the
Furious, ¿De qué trata?
En el 2015, Furious 7 (Rápidos y Furiosos
7, en México) se convirtió en algo más
allá que una secuela más después de la trágica muerte del co-protagonista y
poster boy de la franquicia, Paul
Walker. La filmación de Furious 7 fue
atrasada y la historia reconfigurada para poder retirar al icónico personaje de Brian
O’Conner de la manera que merecía. A partir de ahí, muchos nos preguntamos
si la serie de películas iba a continuar, ya que la séptima entrada hubiera
sido un excelente desenlace.
Ya todos sabemos que Fast & Furious continúa con renovados
caballos de fuerza y combustible de sobra, incluso anunciando los planes que involucran
llegar hasta 10 películas. Ésta octava
entrega, The Fate of the Furious
sigue con el eje rector que se ha ido estableciendo en las últimas películas: la familia, pero aquí intenta girarlo de cabeza.
Dominic Toretto (Vin Diesel) y su pareja de años, Letty Ortiz
(Michelle Rodríguez) disfrutan de su
luna de miel en Cuba, donde la película inicia regresando a sus raíces con una
divertida carrera contra un bocón y
desechable antagonista que involucra motocicletas usadas como proyectiles,
manejar un auto en llamas, entre otras cosas. Rápidamente conocemos al más
nuevo e intimidante villano, la bella Cipher (Charlize Theron), una ciberterrorista invisible para cualquier
autoridad. Cipher recluta forzosamente a Toretto para que sea su aliado en una
serie de increíbles tareas cuya finalidad tiene que ver con ojivas nucleares, secuestrar
los intereses de potencias mundiales y vaya que mucho, mucho más. En este
proceso, Dominic Toretto tendrá que traicionar sus ideales y sobre todo, a su familia.
Como muchos fans de esta franquicia, tenía un precavido escepticismo acerca de
una nueva entrada de Fast & Furious,
una nueva entrada sin Paul Walker.
Pero rápidamente cualquier duda es disipada, al ver y sentir que la película emana
la misma confianza en sí misma que siempre y nos muestra el espectáculo absurdo
y entretenido que esperamos. El director que toma las riendas del proyecto es
el experimentado F. Gary Gray, quién ya tiene músculo ejercitado en cintas de acción
y persecuciones automovilísticas con The
Italian Job (La Estafa Maestra,
en México) en el 2003 e incluso trabajó con Vin Diesel en el mismo año en el
drama de acción A Man Apart (Un Hombre Diferente, en México).
La dinámica de esta más reciente
entrada cambia un poco, ya que la historia separa a Toretto del resto de su
equipo y comparte la mayoría de sus escenas con una de las caras nuevas en la
serie, Charlize Theron. A veces los intercambios entre ellos dos se vuelven
cansinos ya que limitan a Vin Diesel a estar con el ceño fruncido y balbuceando
amenazas la mayoría del metraje, pero Theron es sutilmente sexy e intimidante
sin intentarlo demasiado, esto le da un aire auténtico y natural a su personaje
que fue todo un acierto. The Fate of the
Furious trae de regreso y con fuerte protagonismo a Dwayne Johnson, una
fuerza imparable de carisma que carga mucho de la película en sus hombros.
Jason Statham regresa en su villanesco papel, aunque no es sorpresa para nadie
el saber que aquí cambia de bando con “los buenos”, sus escenas con Johnson son
de los puntos cómicos más efectivos de la película. Es imposible mencionar a
todo el elenco, pero tanto Tyrese Gibson, Ludacris, Nathalie Emmanuel, Kurt
Russell y claro, Michelle Rodríguez, todos tienen su oportunidad para brillar. Nuevas
adiciones al elenco que incluyen a Scott Eastwood como un novato agente federal
y a Kristofer Hivju como el matón estrella de la despiadada Cipher, también
tuvieron su momento en los reflectores.
Sinceramente se siente la
ausencia de Paul Walker, pero The Fate of
the Furious hizo lo correcto en
hacer referencia su personaje sin notarse forzoso y le rinde tributo de
una manera muy interesante que va unida junto a una de las sorpresas
importantes de la película. Esta película es un parteaguas para la franquicia, porque
solidifica un nuevo punto de partida, expandiendo su mitología (¿Puedo llamarle
así?) y trazando un nuevo camino para el futuro. Como toda extensa serie cinematográfica
exitosa, Fast & Furious tiene sus
detractores; sí tiene escenas de acción absurdas que desafían las leyes de la
física, pero creo que ya estando en la película número ocho los que aceptamos eso seguimos a bordo y los que no, pues ¿Ya
dejaron de verlas hace mucho, no?
The Fate of the Furious es grande, es épica, es ridícula, es absurda,
se le pasa la mano con la comedia de vez en vez, pero claro que sí es
entretenida; si sigues esta franquicia desde el principio ésta película te va a
encantar. Si no, al menos te hará pasar un par de horas entretenidísimas, que
es mucho más de lo que se puede decir de muchas otras cintas de “acción”.